lunes, 30 de julio de 2007

Heroísmo elemental

"Hay un sabor que nuestro tiempo (hastiado, acaso, por las torpes imitaciones de los profesionales del patriotismo) no puede percibir sin algún recelo: el elemental sabor de lo heroico (...)" Jorge Luis Borges, El pudor de la historia, Otras Inquisiciones.

Palabras fuertes, grandes, pesadas, tan llamativas por su vacuidad. ¿A qué se asemeja el elemental sabor de lo heroico?
La inherente inefabilidad del heroísmo hace casi imposible hilar una respuesta coherente. En un época donde los héroes nos avasallan con poderes sobrehumanos, trajes de diseñador y adminículos de alta tecnología en un entorno medularmente prosaico, el heroísmo parece ser tan soso como el puré de papas sin sal (si alguien no pasó por esta experiencia, por favor, evítela, es como contemplar a la encarnación de la decrepitud).
La esencia del heroísmo es, a mi entender, fundamentalmente humana, trivial y, paradójicamente, extraordinaria. El heroísmo es la entrega a un ideal; la sumisión completa de la elección y las acciones al servicio de una idea.
En el héroe conviven en bélica armonía la negación del ser y la afirmación de éste a través de la realización de una idea de un modo simple y asombroso hasta la perplejidad: La elección consciente de la ofrenda de la vida a algo que se considera tanto o más importante que ésta. De allí su sabor elemental, primitivo, sensualmente antiguo, racionalmente desafiante, siempre reconocible, latente nunca olvidado...
Más que recelo es desesperanza. Nuestros días no quieren creer en los héroes y menos aún en la capacidad de cualquiera para serlo. Los héroes son super humanos, inalcanzables, imposibles, inextricables.
En la ceguera de nuestro tiempo el heroísmo no es una virtud es un don; no se obtiene, se recibe; no es activo, es pasivo (*); no se busca con esfuerzo, se recibe por gracia...
Creo en los héroes porque me he topado con su sabor, que es de sangre y de risa, de vida. Acepto sin recelos el heroísmo porque creo en las ideas y, todavía, en el hombre.

(*) Evitemos el chiste fácil al menos para este post.

3 comentarios:

Nefastas dijo...

evitando el chiste fácil

I do beleive in heroes too!!

a veces no tienen que ser tannn superpoderosos como se los pintan, y sin caer en trivialidades, creo que varios de ellos pueden encontrarse a la vuelta de la esquina.

y también está bueno reconocer los pequeños actos heroicos, que también los hay, y moochos.

Nefastas dijo...

ud no piensa volver a postear?!
saludos mexicanos amore!

Anónimo dijo...

La esencia del heroísmo es la elección consciente, de lo que es la "ofrenda o puesta en riesgo de la vida terrena y que es propia" a algo, que se considera tanto o más importante que ésta. ¿Pero qué es tanto o más importante, que la propia vida en la Tierra? ¿Qué simboliza la vida terrenal, primero, que nada?: la "buena" vida terrenal simboliza deleite, descanso y vindicación, mientras, sus opuestos, son el sufrimiento, el sacrificio y la renuncia. ¿Qué modo de vida encarna el amor a la "buena" vida terrena?: la mundanidad, porque, ésta, encarna la alegría o placer de vivir, en el cuerpo de carne, el cual es el mayor disfrute, que se puede experimentar, aquí en la Tierra, ya que, la vida en ésta, es la vivencia carnal, más, extensa, que existiere. El heroísmo, en cambio, se place en arriesgar la vida o entregarla, para que, alguno, obtenga deleite, comodidad o vindicación, en esta Tierra, o bien, que, dicho héroe, goce de una vida ultraterrena excelsa. Por un lado, lo mundano, protege y defiende la vida terrenal, como minimizar todo riesgo de muerte terrena. Así, defendiendo la vida carnal, mundanamente, confirmamos nuestro amor al placer carnal. Por lo otro, el heroísmo, contrariamente, deja claro, que hay cosas, que importan tanto o más, que el deleite, la comodidad y la vindicación personales, o bien que existen deleite, comodidad y vindicación ultraterrenas, que son supremas; o bien, que hay, en otra vida ultraterrena, un placer mayor, que aquél, que es carnal.