sábado, 14 de abril de 2007

Universos insondables: El baño de mujeres

Seamos o no fervientes creyentes en la existencia de un número finito o infinito de universos paralelos o simultáneos, quienes por freudianas causas aún vemos con reparos la despreocupación con la que algunos habitantes de otras latitudes comparten impunemente sus baños, no podemos sino rendirnos ante la apabullante evidencia del misterio.
El arcano nos rodea y aun cuando no nos confronte con dudas existenciales, nos -me- tortura despertando la corrosión de la curiosidad.
El atractivo del secreto, supongo, reside en la incontable cantidad de posibilidades y combinaciones que nuestra ignorante imaginación crea. En cierto modo, este juego inacabable de potenciales es una evasión de la realidad en tanto puede ser lo que nuestra voluntad arbitraria determine que sea con independencia de la inclemencia de los hechos.
Esta sección: "universos insondables", la ofrezco en honor a las preguntas, nunca bobas al principio siempre estúpidas después, que se generan en los tiempos muertos, las esperas y el aburrimiento de cualquiera en cualquier lugar.
Me encontraba un domingo paseando en buena compañía, feliz hasta la idiotez por haber gozado del placer de un almuerzo en el que el único sentido excluido había sido el del tiempo, cuando debí responder a la necesidad de atender las consecuencias de una ingesta opípara.
Con paso presuroso dirigí mi camino al baño mientras murmuraba las disculpas de rigor. Ella sonrió y casi cantando las sílabas dijo: "Yo también aprovecho".
Sin entrar a considerar la inexplicable actitud femenina de acudir al baño como al banco a hacer un depósito y las desquiciadas preguntas que se me ocurren en relación a la real capacidad de la vejiga y la marcada propensión del género a ir "por las dudas" como quien aparta algo para utilizarlo posteriormente, confieso que este momento que ahora describo como el inicio de una cadena de dislates, no tuvo, de acuerdo con la reconstrucción de mi recuerdo, especial trascendencia.
Sin embargo, como el "ábrete sésamo" de la cueva de los cuarenta ladrones, estas palabras -"yo también aprovecho"- abrieron la puerta de entrada a un reino desconocido para aquellos que hemos perdido hace largo tiempo el pase de la inocencia que la infancia más tierna, tal vez, nos garantizara y que la memoria (o el Alzheimer) se ha encargado de sumergir en el olvido.
Todos los lugares guardan historias, los baños, quizá especialmente, puesto que en ellos cobra sentido la categoría de "humano".
Ahora bien, eso parece desvirtuarse en el arca del baño de mujeres. El tiempo, el espacio y hasta el sentido común cobran un nuevo significado. Lo que normalmente tiene tiempos y códigos propios afuera, adentro sufre una mutación surrealista.
Filas de pacientes usuarias, instantes estirados, muertos u olvidados, complicidades efímeras, tristezas, alegrías, guerras y amores, decisiones y explosiones.... ¡¿Qué sucede, por Dios, cuándo la puerta se cierra a espaldas de quien atraviesa el portal?! ¿Acaso la anodina figurita que habita la puerta es el signo secreto de una fórmula mágica?
No puedo deshacerme de la sensación de que me pierdo algo mientras mi afiebrada mente delira, fabula, confabula, arma cruzadas y lanza llamados a la unión de los hombres del mundo: ¡Hombres del mundo, algo se oculta y acecha detrás! ¡Irrumpamos, sorprendamos, indaguemos! ¡También tenemos derecho!
Entonces, ella sale renovada de perfume y todo se disuelve, ese universo se desdibuja mientras la hoja de la puerta se bate sobre el marco y noto en el rostro sin facciones del bosquejo rígido de la mujercita una sonrisa ruin, maliciosa y tentadoramente ambigua que sella el ingreso.

8 comentarios:

Betty Carol dijo...

AYYYY al fin UNO se da cuenta de que NOS ARREGLAMOS cuando vamos al baño!!!

Me juego que es tambien de los que dice "fuiste a la pelu"?


Me rindo a sus pies

La lengua de Midas dijo...

Betty, gracias por pasar.
No sé si sugestionado por su rendición o no, pero debo reconocer que suelo preguntar cuando una mujer se hizo algo en el pelo. Sólo un detalle: No digo pelu, uso toda la palabra "peluquería".
Ya comentaré algo sobre el univeso insondable de la peluquería...

Nefastas dijo...

Es que debemos volver todo a su normalidad (chequeo general y puesta a punto de escote, pelo, sonrisa limpia) y quizás también, aprovechamos para hacer el llamadito a la amiga, esa que está dispuesta a salvarnos de la situación con un llamado de EMERGENCIA, por si el candidato no era lo que imaginamos..tannnntas cosas se resuelven en el baño de damas!!.
Un placer leerlo, como siempre,
Besos de las Nef^S

QuentinA dijo...

El baño es, sin dudas, un universo paralelo.
Sea cual fuere el evento en cuestión siempre implica al menos una visita.
Y vaya de cosas que ocurren en ese espacio...

Unknown dijo...

El baño es ese lugar donde yo podría pasar horas...
No importa donde, ni como...
No sé si tengo el cuerito flojo, o es un lugar altamente atractivo, pero juro que no hay baño sin ser visitado por mi persona. No importa, siempre tengo que pasar aunque sea sólo para lavarme las manos. Y cuando digo que visito todos, no miento. Del baño de River soy habitué (y juro que al lado de todos los baños que hay en la facultad de Económicas, eso es París) cada vez que voy a Velez, hago piruetas en los pozos/baños que hay.
Ustedes no necesitan del baño, por eso tanto les sorprende. Por lo menos, así lo veo yo...

Thiago. dijo...

El baño femenino es un agujero negro, vi en I-sat una película parodiando esto que mostraba un universo paralelo en el que se refugian cuando cruzan ese umbral. Ahora, ciertos putos suelen ir de a dos al baño por miedo... ¿A qué? No se. Pero por ej, en los del subte(no tengo el gusto), creo que la custodia es precisa.

La lengua de Midas dijo...

Nefastas: Lo de la "rectificación" del look creo que es una actividad general y común a todos. ¡¡¡El llamado de emergencia!!! ¿¡Cómo se me pudo pasar eso?! Por suerte, no fue la situación del caso que he descripto...

Quentina: Cierto, las cosas que pasan... La vida y la muerte pueden decidirse frente al espejo de un baño.

La memoria que perdimos: ¡Bienvenida! Conozco mucha gente que sufre de esa obsesión de visita al baño. Como ha demostrado ser una experta bañóloga, no puedo dejar de destacar que mención aparte merece el delicado acto de equilibrio y contorsionismo de una mujer yendo al baño en vestido de fiesta/gala... La belleza tiene precio.

Thiago: Un gusto tenerle por aquí. Pensé que era uno de los pocos que habían tenido la experiencia fílmica que Ud. menciona (fue una de las fuentes de inspiración para el título y el post. Jamás lograré entender, con independencia del género, la manía del "grupo de baño", aunque he escuchado maravillosas explicaciones. Otra día postearé algo al respecto.

Anónimo dijo...

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