martes, 22 de mayo de 2007

El temor al estancamiento

Hay momentos en los que un hecho insignificante impulsa a la mente a una desbocada carrera, a un acto desaforado de construcción que apila uno sobre otro borbotones de pensamientos.
Los finales de estos "éxtasis" de asociación libre han resultado ocasionalmente interesantes y en honor a ello les dedico una sección que espero que crezca al ritmo vertiginoso al que se reproducen las ideas.
Extrañamente, a pesar de ser desbocados, estos pensamientos no son nunca deslenguados. Ignoro si son o no altamente nocivos para terceros, o si podrán ser usados en mi contra. Me es indiferente de todos modos; el sabor de la experiencia supera largamente la posible amargura de las consecuencias.

No sé si el río que veo escurrirse hacia el mar es siempre el mismo o si sus aguas son la ilusión de un objeto de presente inasible compuesto de puro pasado y total futuro.
Siento invencible el temor al estancamiento en la forma vacía de la nada entre el lento movimiento de la espuma que baila la dispersión perezosa de las ondas de la superficie.
Tiemblo ante la idea de convertirme en esclavo del presente y en adorador del futuro, sojuzgado por el anhelo y subyugado por el deseo del mañana.
Camino sin rumbo rumiando la pregunta:¿Habrán las elecciones del pasado atado los nudos de la red que será mi prisión? ¿Habré ya forjado los eslabones de las cadenas que me retendrán?

1 comentario:

Nefastas dijo...

varios eslabones supongo que ya están...pero la vida no deja de sorprender, entonces, la cadena es tan finita como los años que uno viva, no le parece?
cada día aporta algo más, por más peque que sea.
le salió un poeta escondido por ahí.
Le quedó muy lindo!